Lunes 23 de Marzo, día 4 de Cuarentena
Escribo con un día de delay y me sienta escribir cosas que
me pasan ahora, en la entrada de ayer. Receta número cuatro: lo que siento
ahora y lo que pasó ayer, que en verdad es hoy.
Acabo de leer una frase de Hernán Casciari que me encantó.
Si, otra vez Casciari, siempre Casciari:
Cuando salgamos de esta, como
siempre, las historias nos habrán salvado.
Y es verdad, porque las historias son conexión, son
intercambio, son habla y son escucha. Las historias son lo que pasa afuera y
también en el corazón. Y hoy pasa tanto en tantos lados que algo tenemos que
hacer con todo eso para no explotar. Ese algo son también las historias. Esta
es la mía.
Marie Kondo es una japonesa que se hizo bastante famosa en
los últimos años con sus recetas, en libros y videos, para ser más ordenados a
nivel físico, con nuestras pertenencias materiales y especialmente en el hogar.
La propuesta va desde una mirada global del desorden generalizado en una casa
hasta cómo doblar remeras y calzones para que ocupen menos espacio y sea más
fácil acceder a ellos sin desordenar el resto. Esta señora se haría un festín
en esta casa. Si hubiese (tal vez la hay) una serie televisiva en la que esta
señora va a una casa desordenada, aplica sus principios y la da vuelta, Casa
Pez estaría en la primera temporada.
Después de meditar y desayunar, salimos del Modo Avión de
los últimos dos días y activamos el Modo Marie Kondo. Atacamos, principalmente,
la cocina, el living y la habitación de Nico. Limpiamos y ordenamos durante 3
horas y el resultado fue notorio. Hay mucho más por hacer, incluso en estos
espacios, pero el cambio es significativo, placentero y sobre todo, necesario.
Mañana encaramos el jardín antes que llueva el miércoles mientras que el resto
de los espacios recibirán su merecido orden a medida que avancen los días y la
energía esté disponible para la renovación.
Algo que todavía no conté de Nico, es que es Profe de Yoga
aunque no lo ejerza demasiado. Después de almorzar y descansar un rato, nos regalamos
nuestra primera sesión de yoga de cuarentena. Me hizo muy bien mover el cuerpo,
llevarlo a posiciones un tanto más varias que la sentada de meditación, la
sentada de escritura y almuerzo y la parada de cocinar y lavar los platos. El
cuerpo lo necesitaba y lo recibió.
Nico salió por cuarto día consecutivo y volvió con una
factura de regalo, rellena de dulce de membrillo. Vengo de una pseudo
abstinencia de este tipo de comidas: galletitas, facturas, cosas que tengan
azúcar y/o harina. Me encantan y sobre todo con el mate. Entre la vida
sedentaria y la falta de movimiento e ingresos, todo lo que no es Alimento no
entre demasiado en la órbita de lo accesible. No es de miserable, sino algo que
se dio. Si empiezo hoy con un paquete de Don Satur con los mates de la mañana,
a la tarde voy a querer de vuelta y mañana también. Y los tiempos que corren no
están para incurrir en gastos ni ansiedades de este tipo. De hecho, me siento
muy bien así, no siento que necesite esa dosis de azúcar y harina que tanto me
gusta. Me está sucediendo una especie de limpieza interior forzada (por
factores exteriores) que no estoy padeciendo en lo más mínimo. Casi que ni
pienso en ello, en la falta de esa “compañía” para el mate. Los momentos de
aburrimiento son llenados con otras actividades, ya no con bizcochitos ni dulce
de leche. Puedo reconocer que me hace bien y no siento cambiar esta situación
por el momento. Hace una semana, cuando empezaba la cuarentena no obligatoria,
mi hermana rescató una frase de no sé quien que me pareció muy acertada para
encarar lo que está pasando:
No trates de ser normal en circunstancias anormales
Suelo estar en contra de todo aquello que hable de
“normalidad” pero en este caso tan excepcional creo que viene al pelo ya que “lo
normal” en este caso se aplica a la esfera de lo estrictamente personal.
Refiere a que no nos exijamos tanto en este tiempo, que nos permitamos cosas
que antes no nos permitíamos. Que seamos distintos, que nos dejemos cambiar y
no nos rigidicemos por las ideas que tenemos de lo que debe o no ser en nuestra
vida cuando todo a nuestro alrededor transcurre “con normalidad”. Y a mí, esta
“anormalidad” me sienta bastante bien. Necesitaba parar y asentarme, verme
forzado a dejar de yirar y mirar para adentro, permitirme el tiempo de meditar
dos veces por día, permitirme el tiempo de escribir, de escucharme, de
compartir con un amigo un largo tiempo y darle lugar a un nuevo vínculo que me
hace estar más en sintonía conmigo mismo. Aunque sea raro no salir, me siento
muy bien. De hecho, hoy fue el primer día en que no salí de la casa más que a
la vereda a tomar mate, a mirar la calle vacía o a mear en el arbolito de la
entrada. No fui ni a la esquina, ni al Chino, ni a la verdulería. Y está todo
más que bien.
Además de la factura con membrillo, Nico trajo algo más de
madera para la fogata nocturna, así que después de la meditación de la tarde
hicimos un fueguito en el jardín y cenamos ahí, primitivos, felices y en
cuarentena. Dato astrológico: era un buen momento para encender un fuego y quemar
algunas cosas, dejarlas ir, como a la harina y el azúcar, por ejemplo.
(Hasta el momento, hoy dibuja Fede nomás, cuando llegue el de Sofi, llegará, y se sumará a la compañía.)
Fede sabe que me gustan los mandalas, hemos pasado un buen par de horas dibujándolos en un programa de ilustración de su tablet que es ideal para hacerlos allá por el 17 y el 18 en la La Plata. Me gustó mucho cuando lo ví esta mañana, me hizo a acordar a aquellos días y hasta sentí que se parecía a uno que había dibujado yo. Así que por pimera vez en este ir y venir de escritos y dibujos, le pedí a Fede que me cuente un poco sobre lo que había hecho y su devolución fue tan sencilla como clarificadora. Este mandala representa nuestro día, empieza en el centro con el orden y la "mañana Marie Kondo" y termina en el exterior, fogoso y con unas caritas muy sutiles que asoman entre llama y llama. ¡Lo has hecho de nuevo Frederic, eres un maldito genio!
buena mandala para tatuaje no? ubicanos a los lectores donde estan puntualmente uds....como para ubicarnos. no se si lo dijiste antes pero es una casa, depto, iglu o carpa donde estan viviendo?
ResponderBorrarsiento que esta frase resume el todo del todo "dejar de yirar y mirar para adentro"
ResponderBorrarasí es, que así sea Juanito
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