Domingo 22 de Marzo, día 3 de Cuarentena
Ayer escribí la frase “querido diario” en el medio de la
crónica. Seguí un impulso, no quise reprimirme. Acto seguido me reí de mi mismo
catalogándome de adolescente y cursi. “Querido diario…” siempre hay una primera
vez. Ya había llevado un diario personal, hacia fines de 2016 cuando vivía en
Australia, pero nunca lo traté tan personalmente. Fue una época de mucho cambio
y el diario me ayudo a registrarme y escucharme. Habré durado un mes
haciéndolo, no más que eso. Recuerdo que a fin de octubre me tocaba mudarme de
la casa en que vivía y llegué al final del cuaderno el último día antes de la
mudanza. Era una señal, se cerraba un ciclo, un proceso, empezaba algo
completamente nuevo. Pero me resistí un poco, me ganó la auto exigencia y me
compré un nuevo cuaderno, en el cual escribí muy pocas y espaciadas entradas
diarias. En ese mes nunca escribí “querido diario”, ni siquiera en los
registros posteriores. No le hablaba a él, me hablaba a mí.
Ayer a la noche miramos una película mientras cenábamos el
guiso que había sobrado del mediodía, una “independiente de Netflix” (me cuesta
creer en tamaño oxímoron). Era una historia muy bizarra sobre un escritor de
tarjetas, de esas que compras en estaciones de servicio o librerías gourmet
para desearle feliz cumpleaños a alguien o decirle a tu novia que la amas en el
Día de los Enamorados. Una película olvidable, salvo por una línea que me
despertó algo personal. En una conversación que se da entre dos escritores de
tarjetas uno le recuerda a otro uno de los principios de la escritura de
tarjetas: no le escribas a cualquiera, escribíle a alguien. Me hizo pensar en
mis dos primeras entradas de este diario ¿a quién le estoy escribiendo? ¿A mi
“Querido Diario? ¿A Fede para que dibuje? ¿Es solo para mí? ¿A un grupo
imaginario de lectores? ¿Quiénes serían? Pensé entonces en Hernán Casciari, mi
escritor contemporáneo favorito, alguien que encontró su voz y su público, un
dotado de la palabra que sabe cautivar y generar escucha. ¿A quién le escribe?
Me pregunté todo eso y ahora me pregunto, ¿es necesario hacerse tantas
preguntas? Cuando nos hacemos una pregunta es porque estamos buscando una
respuesta y en general, cuando esta queda trunca, nos frenamos, nos
paralizamos. Yo que sé a quién le escribo, tengo ganas de escribir, de hacer
esto con mi tiempo. Todas estas preguntas, siento, tienen una raíz en el miedo
a aburrirme, a caer en una estructurada y repetitiva serie de días muy
parecidos: levantarse, meditar, desayunar, escribir, tomar mate, limpiar la
casa, cocinar, ducharse, seguir comiendo y hacerse una escapada hasta el chino
por un paquete de arroz o a la esquina a ver si llueve. Las preguntas, más allá
de si nacen desde el miedo o la calma, vienen a cuestionar un status quo, una situación
de equilibrio. Muchas veces es un equilibrio sano y las preguntas funcionan
como la barra que usa el equilibrista cuando camina por un cable elevado. Otras,
se trata de una situación en la que nos sentimos incómodos y la pregunta, ahí,
funciona como una alarma. El problema en que solemos caer los seres humanos es
tratar de responder esas preguntas una por una, como si fuera un examen a
nosotros mismos en nuestra cabeza. La solución más coherente, siento, es
responder desde la acción. En mi caso particular había un equilibrio sano:
sostener la escritura diaria. Y también una situación incómoda: repetirme y
aburrirme. Empezaron las preguntas y en vez de responderlas en un uno a uno con
mi mente, las trabajo acá, en la misma acción que me llevó a cuestionarme. ¿De
qué me sirve preguntarme a quien le escribo? No esta mala la pregunta, el
problema es querer responderla. Que esté y se vaya respondiendo mientras hago.
Está bueno tenerla como guía para escucharme mientras escribo pero jamás
debería ser el fin. Cosas de cuarentena, ya pasará, mientras sigo escribiendo.
El día de los porotos
blancos.
La noche anterior había puesto a remojar, sin pensarlo
demasiado, una bolsa de medio kilo de porotos blancos. Claramente es demasiado
para solo dos personas en cuarentena pero caí en la cuenta de ello cuando me
estaba yendo a dormir y no había mucha vuelta atrás.
Cociné un guiso que sirvió para almuerzo y cena y preparé
una vinagreta que en dos días va a estar en su punto justo. La salida del día
fue a la verdulería y al almacén a comprar vinagre. Me senté dos veces a
meditar y escribí mi diario (esta es, probablemente, la última vez que deje
registro de haber escrito mi diario a menos que no lo haya hecho, entonces será
un hecho destacado del día y tendré algo distinto sobre lo que escribir).
La buena noticia del día es que Fede me mandó su primer
dibujo y, mejor todavía, me encantó. Yo salí bastante favorecido y por Nico, a
quien no conoce, no se la jugó demasiado y lo dibujó de espaldas. Pero en sí,
siento que su trabajo logró captar muy genuinamente el espíritu del momento, la
luz, las posiciones de los cuerpos y la mejor perspectiva para observar el
cuadro. Me da la sensación de que estuvo ahí, espiándonos desde el interior de
la casa sin que nos diéramos cuenta. Siento además, algo muy lindo por haber
podido condensar en palabras un momento tan particular y que alguien haya
podido trasladarlo de vuelta a una imagen con tanta nitidez y corazón. Nunca me
había pasado, jamás había hecho este ejercicio de invitar a alguien a dibujar
sobre mis palabras y como primera experiencia me genera mucha satisfacción y
alegría. ¡Gracias Fede!
Hasta
mañana, a quien sea que esté ahí (o no).
Actualización de último momento (historia extendida en el día 5): a partir de hoy y hasta que cada uno tenga ganas, vamos a tener dos ilustraciones por día. Ayer, día 5 de cuarentena, Popi se sumó a la movida cuarentenera y entregó esta belleza.
muy copado lo que estan haciendo!!!
ResponderBorrargracias george! me alegro que te guste y que los disfrutes
ResponderBorrarqué linda conexión se percibe entre uds! están muy buenos!
ResponderBorrarEn este relato me hizo reír mucho la frase "cosas de cuarentena, ya pasará.." las cosas que salen de nuestra mente estos días!!!!!
soy brenda, la hermana de fede, no se por qué sale Unknown (y así quedará, porque la tecnología y los botones me generan un rechazo que prefiero respetar jajaja)
BorrarGracias Brenda!!
BorrarTe entiendo con lo de "la tecnología y los botones", así quedarás como La Misteriosa Lectora Unknown, jajaja
Dale un abrazo a Fede mi parte!
Te amo Luis! Hermoso lo que estás haciendo
ResponderBorrarQuién seras? Gracias igual!!
Borrar