martes, 21 de abril de 2020

Día N de Cuarentena

Jueves 16 de Abril, Día N

Ya no sé ni qué número de día vamos de cuarentena y tampoco me importa. El último día publicado es el número 12, que lo debo haber escrito el día 14 o 15 y recién subido al blog como el día 20, a pesar de que Fede ya me había mandado la ilustración dentro del rango de tiempo que veníamos manejando antes del cambio. ¿Qué cambio? ¿Qué cambió? Cambió mi vida, mis días, mis rutinas, mi sensación y realidad respecto a lo que se está viviendo en las calles y adentro de cada casa.

Realmente no voy a hacer la cuenta de los días de encierro que llevamos, no me interesa, ya no me rige. Lo que si me interesa es expresar lo que siento hoy y un poco, o lo que sea que salga, de lo que me anduvo pasando estos días de ausencia en la escritura. Me interesa decir que es la primera vez que me siento a escribir sobre el día de hoy y nada más, lo que salga de otros días será consecuencia de estar escribiendo en el más puro presente.

Cuando empecé con el Diario, escribía al día siguiente sobre el día anterior, es decir, con un solo día de atraso o desfasaje. Alguna vez se me pasó y pasaron a ser dos, que después fueron tres y, cuando ya eran cuatro, fue que todo cambió. Una señal, una correspondencia, una causalidad. Hoy escribo sobre hoy, sin intentar recrear otros momentos por la obligación auto impuesta de respetar la cohesión y la continuidad del Relato y la de cada día. Hoy no tengo un plan y lo disfruto, vuelvo a sentarme a escribir por el puro placer de escribir, sin pensar demasiado, tan solo y cada tanto, imaginándome al Fede deseoso de abrir su mail en unas horas y ver que volvieron los relatos. Nunca me reclamó que haya dejado de escribir, es respetuoso y por eso lo quiero. Pero también sé, porque lo hablamos, que siente un poco de pena que se haya cortado el flujo. Yo también la siento y decido transformarla en algo creativo y amoroso.

Ayer a la noche se me revivió la llama y entendí que hoy me iba a sentar a escribir. Un poco antes de las 12 de la noche Fede me avisó que estaba por salir al aire en un programa de radio de la Universidad de La Plata.

A los pocos días de haber empezado el diario, a Fede lo contactaron unos conocidos para que dibujase, una vez por semana, un cuento famoso leído por distintas voces. Leyeron a Jack London, Cortazar, Cesar Aira y ayer, a Fontanarrosa. De Cortazar en adelante, Fede les hizo una entrega semanal y anoche lo invitaron a conversar un rato en la Radio para que los oyentes y seguidores conozcan la voz y la persona detrás de los dibujos. Sus entregas, como siempre, fueron impecables y gustaron mucho. Le preguntaron, entre otras cosas, cómo había retomado el dibujo en este tiempo y ahí contó nuestra historia. Yo lo escuchaba en la otra punta del conurbano, metido en mi cama y rodeado de oscuridad y silencio. Lo vi a Fede sonriendo en mi cabeza y sonreí con él. Escucharlo me revivió la llama, sentir su energía, su alta vibración, su constante buena onda, sus ganas de divertirse y disfrutar. Entendí porqué arrancó esto y porqué sentía ese pedacito de pena adentro, casi con una pizca de culpa, cada día que pasaba sin escribir, sin nutrir la rueda de las sonrisas. Entendí que se me había cortado eso. Y no quiero decir que se me cortó porque pasó algo malo, se cortó porque mi energía fue dirigida hacia otro lado, tan creativo y distinto a la vez. Ayer la española del GPS interno salió del “recalculando” y me dijo “En 14 horas siéntate a escribir, te hace bien, volverás a sentir la sonrisa del Fede”.

Escribo por mí, por el Fede, por el juego que inventamos, porque me hace bien, nos hace bien, nos divierte, nos conecta, nos hace sonreír juntos, a la distancia pero juntos. Escribo porque me hace estar presente una vez más, es un ejercicio de auto observación, de saber qué me pasa, de descubrir por dónde va la cosa y por dónde no. Cuando me freno con una frase, cuando intento decir algo que no siento, acá lo noto, acá ejercito la brújula interna, le doy aire a la española y me permito fluir sin querer pretender ser más o menos escritor. Soy Luis María, el que dibuja es Federico Juan y cuando hacemos esto, somos cada vez un poco más nosotros, un poco más reales y un poco más amigos.


Vuelvo a escribir antes de publicar porque lo que hizo el Fede me gustó demasiado. Me gusta por todos lados, por donde la piense o sienta, este dibujo me encanta y emociona.

Me hace sentir mucha confianza y alegría que Fede se haya mandado a dibujarse a sí mismo. Ya no es un mi diario y su dibujo, es algo que hacemos juntos. Lo que cambió afuera y adentro también cambió lo que estamos haciendo juntos. Hubo una pausa, una necesidad de recalcular el corazón y volver a elegir el Norte. Dejo de ser el protagonista de este Diario en Casa Pez y ya no hay nadie que dibuje mis días. Me corro del centro y también la cuarentena. Ya no son días de encierro ni está el desafío de contar lo distinto de cada día y perseguir el sentimiento de la creatividad que llama el encierro. Me siento más libre, sobre todo acá, frente a la hojapantalla. Y supongo que al Fede le pasará algo parecido, este dibujo dice mucho más que lo que se ve.

Esto que fue un Diario sobre la Cuarentena, hoy se sigue llamando así porque todavía no sabemos bien qué es. Lo que sí sabemos es porqué lo hacemos y eso, como vamos entendiendo, es lo que realmente importa. Lo hacemos porque nos hace bien.

5 comentarios:

  1. que sincronicidad loco! eso de dibujar/escribir, escribir/dibujar lo estoy haciendo con un amigo, PabloL, ex-diseñador grafico para ponerle un titulo. es papá de un amigo de Diego del rugby. un dia vi q publico una imagen y le hice un comentario al respecto. chat va, msj viene, nos enganchamos en esta: todos los dias el publicará una imagen en WSP e IG y sobre esa imagen, yo escribo algo breve y lo subo a IG. tambien puede ser que yo le mande un texto y sobre eso el haga algo. estamos muy copados. estoy armando un word para despues armar un blog pandemico artistico. bessssssssssssssooooooooo

    ResponderBorrar
  2. Fede, tiene alguna pagina para ver sus trabajos?

    ResponderBorrar
  3. 21 de abril

    Me despierto y me lleva un par de minutos reconocer esa sensación extraña en la cabeza como una resaca ligera de los tres whiskys que me tomé anoche. Había sido un poco abrumador el día y así lo registré en ese diario más extraño todavía que me viene dando por escribir en días un poco más significativos que el promedio, y que se me han dado el ocho, el catorce y el veinte de abril. La frecuencia de seis días me resultó curiosa, la disparidad de sentimientos (y hasta de formato de la escritura) un poco preocupante.
    Diez minutos después estaba leyendo el regreso de Lucho a su diario ilustrado, jugando con el criterio de los cracks que cuando agarran la pelota ya saben para donde la van a jugar. Sencillo, haciéndola circular nomás. A mi me gana la ansiedad y no espero ni a levantarme de la cama para ver si las cámaras se van conmigo. Me cuesta rematar el comentario y me pongo a pensar que hoy está cumpliendo 30 años Fernando, quizás mi mejor amigo de la adolescencia. No tiene wasap, se peleó con la novia y tenía un miedo enorme de hacerse una cuenta en tinder y que de alguna forma ella se enterara. Además que iba a tener que comprarse un celular un poco mejor, porque el viejo Nokia 1100 no soporta esas aplicaciones. Me acuerdo que en el 2006 dijo muy convencido desde el primer día que Italia iba a ser campeona del mundo. Pasamos todo el año mandándonos mails semanales cada vez más extensos e incomprensibles pero que nos desahogaban muchísimo. Sigo sin saber cómo rematar el comentario.

    ResponderBorrar
  4. Que emocion volver a leerte,ya te estaba extrañando!una de las cosas que voy descubriendo es cuanto me gusta observar las sincronias que la vida me va mostrando!que cada cosa tenia su tiempo era algo que creia saber,en estos tiempos sin tiempo todo parece nuevo cada dia,te abrazo con mi alma hasta que volvamos a abrazarnos otra vez

    ResponderBorrar
  5. Vos escribiste y te llegó la sonrisa "del fede"
    Yo te leí y te vi sonriendo y dándome esos abrazos que me reconfortaban en silencio cuando yo era una tormenta en pleno caos ... Acá te leo te recuerdo y en la calma cuarenteneal me alegra saber que estás en algún lado,sonriendo y escribiendo.
    Soy lufe ❤️

    ResponderBorrar