Viernes 20 de Marzo, día 1 de Cuarentena
Eran las diez de la noche del jueves y me di cuenta que
tenía que y tomar una decisión un tanto trascendental para mi vida. Tal vez
suene exagerado, pero elegir dónde, cómo y con quién pasar los próximos muchos
días de aislamiento social y restricción de la circulación no es algo menor.
Desde hace un par de días venía hablando con Nico sobre la posibilidad de
mudarme a su casa, no tanto por la cuarentena que se iba a venir, sino más bien
por una cuestión de la vida de cada uno, de cómo se nos estaban abriendo los
caminos y posibilidades en la vida. Teníamos como objetivo, que me viniera el
lunes o martes próximo. Y acá estoy, es viernes y ya desperté en su casa.
Anoche, a las 11, me pasó a buscar José en su Uber, y concretó el último viaje
antes de volverse a su casa en la isla y pasar este tiempo allá.
En verdad no es viernes, es
sábado. Ayer decidí empezar a llevar un diario de cuarentena, se me ocurrió
mientras meditaba. Entendí que va a ser necesario establecer cierta rutina,
adquirir otros hábitos, autogenerarse actividades que no impliquen salir a
andar en bici o tomarse un colectivo. Voy a escribir cada mañana lo que sucedió
el día anterior, tomándome unos mates, después de la meditación matutina,
aprovechando el espacio que hicimos en la mesa de la sala. Hace unos minutos,
mientras escribía a mano en mi cuaderno, recibí un mensaje de mi gran amigo el
Fede Mazza (no es casualidad que sea una masa de persona) que vive en La Plata,
en el cual me compartía el audio de Hernán Casciari sobre su día cero de
cuarentena. Mensaje va, mensaje viene, dejé el cuaderno y la birome y abrí la
computadora. A mí me gusta escribir, Fede es diseñador gráfico y le gusta
dibujar, los dos estamos encerrados, como a cien kilómetros de distancia,
condiciones perfectas para crear algo raro, solo posible en una situación
global como la que estamos atravesando. Yo voy a escribir mi diario y Fede, sin
conocer esta casa, ni este barrio ni a mi amigo Nico, lo va a ilustrar, de a un
dibujo por día. Me gusta el desafío de hacer algo distinto, de crear de una
manera muy distinta a si no hubiera cuarentena. Jamás me pondría a escribir un
diario de mi vida para un amigo lo ilustre. Los dos tenemos, en nuestra diaria
sin encierro, otro ritmo de vida y otras responsabilidades y prioridades a las
que dedicamos nuestro tiempo. La cuarentena, desde esta óptica y propuesta, nos
habilita ser creativos y explorarnos de una forma sin precedentes. Tendré,
desde mi propuesta narrativa que no caer en rutinas repetitivas, en lamentaciones
por estar encerrados, ni cosas por el estilo. Tal vez suceda, pero tendrá que
ser el objeto de observación, casi como un experimento, y no la consecuencia,
fin y causa de lo que escriba.
Tenemos un mundo para explorar,
adentro nuestro, en el espacio que habitamos, en las avenidas vacías que
salimos a chusmear de noche, en la convivencia de dos amigos que se están
conociendo de otra forma. Y la posibilidad de un tercero de dibujarlos sin
saber realmente dónde están y cómo viven. Vamos a ver que sale.
El despertador sonó a las 6.53 de la mañana. Esos siete
minutos, hasta que sean las siete, me permite despertarme, ir al baño, tomar un
vaso de agua y estar listo para nuestra meditación matutina. Somos amigos
meditadores, haciendo esto nos conocimos y fue en torno a la meditación que se
fundó nuestra amistad a lo largo de estos casi dos años. De esta sesión
tempranera también participa Juan, pero a la distancia, desde la casa de sus
padres a tan solo un par de kilómetros de acá. La idea es acompañarnos, hacer
lo mismo a la misma hora, para no sentirnos tan solos ni aislados, para generar
la sensación de comunidad, de que podemos seguir haciendo cosas juntos a pesar
de que no podamos encontrarnos físicamente.
Meditamos de 7 a 8 y de ahí cada uno se volvió a su cama
para dormir una siesta antes del desayuno. Anoche llegué tarde, hoy nos
despertamos temprano y nada nos corre. Dormí casi dos horas y cuando pasé por
la cocina con cara de dormido Nico me compartió un vaso de jugo de frutas. Puse
la pava, preparé el mate y me tomé el jugo. Nos sentamos a charlar un rato
sobre la convivencia y lo que se viene. Hablamos de comida, de gastos, de
gustos y de astrología. Si, de astrología. Hasta acá, dos cosas de mi amigo
Nico: lo que no tiene de matero lo tiene de astrólogo. Hecho: el tomó tres
mates y yo el resto del termo. Se juntaron, entonces, un tipo que se toma un
termo de mate por mañana y que no sabe casi nada de astrología y otro tipo que
casi no toma mate pero que podría hablar de astrología la mitad del día pero
sin taladrarte la cabeza. Se sabe el signo, la luna y ascendente de cada
persona de la que te habla y es capaz de relacionar estos hechos con cuestiones
de la personalidad y formas de la persona en cuestión. Sabe mucho y me gusta que
no use la astrología como una justificación, sino que asocia evitando
determinismos y encasillamientos.
Casi terminado el termo, nos calzamos y salimos a que me
muestre el barrio, a ver qué onda esto de la cuarentena y el aislamiento, a
sentir el impacto que estaba teniendo en la realidad. Fuimos para el lado
“comercial”, me mostró la verdulería, el super chino y la dietética. Compramos
yerba, bananas y algo más. Pasamos a dejar las cosas por la casa y nos
aventuramos hacia el otro lado, el lado de las casas y el rio con el fin de estirar
las patas por calles tan desiertas como conocidas y juntar algo de madera de la
calle y los árboles para hacer un fueguito a la noche. Hicimos unas cinco o
seis cuadras hasta que fuimos interceptados por un patrullero con barbijos que
nos preguntó qué estábamos haciendo o hacia dónde íbamos. Mentimos que
estábamos yendo al almacén y el oficial nos dijo que está bien, pero que
permanezcamos en nuestra casa. Nos hicimos los boludos parando en el almacén y
caminamos de vuelta para casa. A mi no me gusta la policía, me pone nervioso,
me genera una sensación rara en el cuerpo y Nico lo notó. Hablamos un rato de
eso.
De vuelta en la casa preparé el almuerzo (berenjenas y
batatas salteadas y un arroz blanco) y almorzamos en el pedacito de jardín
salvaje en el fondo. La tarde fue larga y rara y ahí entendí un poco de qué se
iba a tratar todo esto y qué tenía que hacer para sobrevivir lo que dure la
cuarentena. Deambulé, leí un libro que me aburrió y me senté a meditar para
aclarar la cabeza y ponerle orden a una mente inquieta que va a tener que recurrir
a la disciplina para sacarle provecho al confinamiento. La idea es sencilla:
empezar a establecer actividades y pequeñas rutinas todos los días, llevar a
cabo un diario para no perderme en los días, meditar tres veces por día. Tener
pequeños objetivos que se vayan construyendo de a poco en algo más grande. No
ser demasiado ambicioso ni exigente, pero no dejarme caer en el aburrimiento y
la mente galopante, para no sentir que es tiempo muerto entre un periodo de la
vida y otro. Es lo que toca vivir y no hay que resignarse, sino aceptar, que es
muy distinto. Eso lo aprendí meditando, por eso tengo el objetivo de meditar
mucho, para poder hilar más fino en esa distinción. También lo aprendí en la
India, pero eso lo dejo para más adelante, cuando vayan como veinte días de
esto y ya sienta que no tengo de que hablar.
La
tarde siguió tranquila, limpiamos y ordenamos la sala, espacio central de la
casa y la convivencia. Cada uno hizo la suya, yo volví a meditar y después Nico
cocinó la cena mientras yo lavaba los platos. Cenamos y veredeamos un rato.
Casa Pez (la casa de Nico, Nico Pez, por Piscis) tiene la particularidad de que
la puerta da directo a la vereda, no hay patio, ni recibidor, ni reja ni nada.
La puerta y nada más que la puerta es el límite entre el interior y el
exterior, por lo que veredear es casi como estar adentro salvo que es afuera.
Casa Pez nos permite estar, físicamente, en el límite de la cuarentena. Nico
sacó una silla y yo me senté en el piso y charlamos de lo que está pasando,
disfrutamos de un antes, de cuando sentarse en la vereda era una costumbre y no
un lujo, de cuando la vida era así y la libertad era otra cosa.
me encanta que hayas retomado la escritura!!!!!
ResponderBorrargracias por pasar viejo!
ResponderBorrarGenia! Pulgares arriba!! :)
ResponderBorrar;) vamo arriba!
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